Tu cuerpo es, de mujer, belleza pura,
cual misteriosa Diosa de otro mundo;
entre mis brazos quisiera tenerlo,
y así fundirnos y ser solo uno.
Tus ojos son tristeza y añoranza,
que me hablan de ese corazón herido;
mirarme en ellos quisiera por siempre,
hablando en el silencio de la noche.
Sensualidad se derrama en tus labios,
pasión inusitada en cada instante;
quisiera así mis labios y los tuyos,
hablasen largo tiempo; en voz muy baja.
La sonrisa que a tu boca se asoma,
es como fresca lluvia en primavera;
iluminando un cielo adormecido,
y haciendo que la Luna sienta envidia.
Por todo eso y más mi corazón,
se sobresalta cuando así me miras;
se siente relajado en tu sonrisa,
y se enamora al pasar de los días.
Te miro y de mi cuerpo se apodera,
un delirante impulso por tenerte;
un temblor que me invade cada tarde,
que es más temblor pensando en tu partida.
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