Has sido aquella luz que en letanía,
guiaba mi velero a tus orillas;
sus velas de papel, con tanta vida,
deseando ser contada por mi ausencia.
Hoy suelto sus amarras nuevamente,
robando al tiempo el tiempo que ha pasado;
timón no necesita, pues tu Puerto,
es Norte de mi Sur donde he nacido.
No quiero darle al tiempo su tributo,
de olvidos y recuerdos que marchitan;
sabiendo que en su llanto me ahogaría,
si con su muerte, muere parte mía.
Y sé que así tu luz sigue brillando,
pues solo con pensarte al pecho inunda;
calmando tanta sed por un silencio,
que añora fresca lluvia en tus palabras.
No quiero conformarme con pensarte,
pues sé que no me basta con tan poco,
si solo tu sonrisa es todo cielo.
Eres la flor primera, la más pura,
nacida de la más dulce semilla;
mi vida doy si un día no sintiera,
tu tierra, que es mi tierra en sus raíces.
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