Imagino nuestras sombras en la pared, haciéndose el amor, bailando caprichosamente ante la juguetona y suave luz de una vela que ilumina nuestros cuerpos en la noche, envueltos por esta música que en el aire se mezcla y abraza con incienso perfumado, a los pies de la Alhambra, bajo la mirada de una Luna que suspira por Granada, al igual que nuestros corazones, que un día quedaron por siempre atrapados en sus calles y rincones...y un último amanecer, desnudos, envueltos en el frescor de la mañana, abrazados junto a la ventana, contemplando el nevado pico de nuestro Veleta...una veleta que no sabíamos nos llevaría al olvido.
Todo precioso, Nacho.
ResponderEliminarAna Belén.